Amigos imaginarios

LOS AMIGOS IMAGINARIOS

AMIGOS IMAGINARIOS¿Has tenido alguna vez un amigo imaginario con el que jugabas de pequeño y que sólo existía en tu imaginación? Es muy común que en la etapa de los dos-tres años, hasta los siete-ocho años de edad, algunos seres, amigos, o héroes imaginarios aparezcan en el día a día de los niños. Un estudio realizado por la Universidad de Washington y la Universidad de Oregón  concluyó que dos de cada tres niños tienen amigos imaginarios de los cuatro a los siete años. Además, el estudio señala que la tercera parte de los niños en edad escolar lo seguía teniendo y que el 70% del total de la muestra (152 niños) eran niños primogénitos o hijos únicos.

¿Por qué tienen los niños amigos imaginarios?

Los amigos imaginarios pueden ser de distinta naturaleza, como personas u objetos, visibles o invisibles, y es con ellos con quienes el niño tiene un espacio para conversar, jugar y pelear.

¿Cuántos de nosotros hemos imaginado, de pequeños, que nuestros peluches eran compañeros de clase, superhéroes o nuestro nuevo mejor amigo?

Es en esas situaciones donde los más pequeños:

  • Aprenden a expresar sus sentimientos, positivos y negativos, a un mundo paralelo al suyo.
  • Adquieren más confianza en sí mismos.
  • Aprenden a ser más fuertes y capaces.
  • Controlan más sus emociones.
  • Desarrollan la empatía.
  • Mejoran sus habilidades sociales.
  • Desarrollan la creatividad.
  • Satisfacen alguna necesidad que no tienen en su entorno habitual.Fijémonos en el siguiente ejemplo:

    “Ana tenía 5 años, y sus padres se habían separado hacía 2 meses. Un día, mientras pasaba el fin de semana con su padre, Ana empezó a tener una amiga imaginaria, María. El papá de Ana estaba atento a las conversaciones que tenían, y vio como conversaban, discutían y divertían.

    Ese mismo domingo, antes de irse a casa de su madre, Ana le dijo a su padre:

    • «Papá, me voy, pero sé que vas a estar bien, porque María se queda aquí para cuidarte.”

     

    En este caso observamos como Ana ha desarrollado un mecanismo mental, su amiga imaginaria, para lidiar con el trauma de la separación de sus padres.

    Los niños son conscientes del mundo real, pero a esas edades todavía les cuesta asimilarlo y aceptarlo tal como es. Por esta razón ellos crean un mundo donde todo es posible, permitido y solucionado.

    Los padres y el amigo imaginario del hijo

    Es importante entender que no es algo patológico ni anormal, pero ¿qué debemos hacer los padres? ¿Cómo podemos participar?

    amigos imaginarios 2

    Si tu hijo tiene un amigo imaginario, es aconsejable que lo observes discretamente, más que nada para detectar en sus conversaciones alguna necesidad o deseo emergente, y saber si su amigo es bueno o malo. Esta observación te ayudará también a conocer mejor a tu hijo.

    Nunca se le ha de regañar por ello, ya que eso puede herirles, hasta tal punto, que no quiera jugar con su amigo imaginario cuando tú estés presente.

    Lo importante es controlar el tiempo que nuestro hijo juega diariamente con su amigo imaginario y descubrir si está expresando alguna necesidad.

    ¿Cuándo el amigo imaginario se convierte en una preocupación?

    Los padres hemos de empezar a preocuparnos y consultar a un especialista cuando:

    • Se agarra al amigo imaginario hasta tal punto que le impide cumplir con sus tareas cotidianas.
    • Ya no desea tener amigos reales para jugar y relacionarse.
    • Se  vuelve retraído y no socializa con sus compañeros.
    • Ha adquirido un comportamiento agresivo a causa de un amigo imaginario violento.

     

    Es en esos casos cuando puede existir algún problema, por lo demás, no existen razones para preocuparse. De la misma forma en que llegan los amigos imaginarios, se van y desaparecen con el tiempo, coincidiendo con el desarrollo de las funciones del lenguaje, lógica, memoria e inteligencia.

     

     

El autismo

¿Se puede aprender la empatía? El autismo y la teoría de la mente

Las investigaciones realizadas por Uta Frith han permitido relacionar el autismo con un déficit de la teoría de la mente, es decir, la facultad cognitiva que hace que nos percatemos de las emociones de personas ajenas, permitiéndonos la interacción social.

En estudios anteriores algunos expertos sostenían que la incapacidad de leer la mente del otro (mentalización) de los autistas, era consecuencia de la carencia emotiva más que su causa.  El desarrollo de las técnicas de neuroimagen y de la genética ha dado apoyo en la actualidad a la hipótesis de un factor biológico.

La teoría de la mente es un proceso complejo que se puede descomponer en algunos módulos más simples, presentes también en una persona sana y que son los elementos básicos del conocimiento social. Aunque los autistas no cuenten con esta facultad, las personas con asperger (forma leve de autismo) sí pueden atribuir espontáneamente estados mentales a los demás.

Ha sido de gran interés observar si las personas autistas podían percibir la emociones ajenas, pero más aún, si perciben las suyas propias. Efectivamente se ha descubierto que las dificultades se presentan por igual cuando se trata de leer la mente ajena o propia.  Los sujetos con autismo leve  explican estar confusos respecto a sus propias emociones y ello significa que se dan cuenta de que sienten alguna cosa, pero no saben bien cómo clasificar ese sentimiento. Padecen lo que en psiquiatría se denomina alexitimia “falta de palabras para describir las emociones.

Teoría de la mente: Capacidad cognitiva de atribuir estados mentales (opiniones, intenciones, deseos y emociones) a otras personas. En 1979 se utilizó por primera vez el término en un estudio publicado en la revista science bajo el título “¿Tienen los chimpancés una teoría de la mente?” Sin embargo no fue hasta 1985 cuando se generalizó su uso gracias a los estudios sobre autismo, cuando demostraron la ausencia de una teoría de la mente e las personas afectadas de TEA mediante una serie de test en los que se requería atribuir estados de ánimos e intenciones a los sujetos.Una de las pruebas consistió en el paradigma clásico de la falsa creencia o test de Sally y Anne. En este se muestra a los sujetos una serie de fotografías de dos muñecas, una tiene un cestillo, la otra una cajita. Sally tiene una pelota, la esconde en el cestillo y sale de escena. Anne traslada la pelota del cestillo a la cajita. Vuelve Sally a escena, momento en que se le pide al niño que indique dónde buscará Sally la pelota . La respuesta será correcta si indica el cestillo y no la cajita de manera que manifiesta que atribuye a Sally una visión de la realidad distinta a la que él mismo tiene. Alrededor del 80% de los niños con autismo no logran superar la prueba, resultados que revela su “ceguera mental”

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El autismo

Características y condiciones asociadas con frecuencia al TEA

Anteriormente hemos definido y explicado cuales son las características más predominantes en el autismo, pero hay otras (no menos importantes) que aparecen con frecuencia asociadas a este:

1-  Discapacidad intelectual

2-  Síndromes genéticos

3-  Comorbilidad con otras condiciones psiquiátricas:

Ansiedad

Depresión

Trastorno bipolar

TDAH

Trastornos de tics

Trastornos del sueño

Epilepsia

Peculiaridades sensoriales

 

1-      Discapacidad intelectual:

El DSM-IV-TR indica que el 75% de niños con TEA tienen discapacidad intelectual.

2-      Síndromes genéticos:

El autismo está vinculado a síndromes genéticos específicos, que implican con frecuencia discapacidad intelectual asociada. Frecuentemente el autismo aparece como parte del fenotipo conductual de distintos trastornos genéticos, como el síndrome del X frágil (un 25 % lo padecen i un 30% de personas con X frágil tienen también autismo i el 90% de personas con X frágil padecen síntomas conductuales propias del autismo, tales como un pobre contacto ocular o aleteos…) o la esclerosis tuberosa (entre el 19 y 51% de enfermos de esclerosis tuberosa sufren de autismo.

3-      Comorbilidad con otras condiciones psiquiátricas:

Ansiedad:  Los trastornos de ansiedad asociados al TEA son la ansiedad generalizada, trastornos de pánico, agorafobia, fobias específicas, fobia social, trastorno de ansiedad por separación y trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Estos trastornos se ha visto que suelen aumentar con la edad. Según los estudios puede ser que los trastornos de ansiedad sea más frecuentes y tempranos en un niño con TEA debido a sus dificultades de comprensión del entorno.

El TOC en este caso requiere de especial atención, ya que las características que se observan en el autismo pueden confundirse con el TOC (estudios han remarcado la existencia de genes comunes implicados en la vulnerabilidad al TEA y al TOC). Algunos comportamientos como el golpear o tocar repetitivamente objetos, que son considerados como estereotipias o conductas autoestimulatorias en los TEA, pueden ser vistos también como conductas compulsivas. Sin embargo entre ambos trastornos también hay diferenciaciones importantes:

–          La ansiedad manifiesta de las personas con TOC cuando no pueden completar su ritual, no aparece en el TEA, ya que perciben los rituales como algo placentero en sí mismo

–          Las conductas repetitivas de los TEA aparecen en momentos tempranos, constituyendo incluso una señal de alerta, sin embargo, el TOC parece tener picos de aparición en la adolescencia y al inicio de la edad adulta.

Depresión:  Los trastornos depresivos están entre los más frecuentes en personas con TEA que en la población general, especialmente en los adolescentes con un buen funcionamiento cognitivo. Sin  embargo la manifestación de la depresión en el autismo es algo diferente ya que se muestran aparición o empeoramiento de conductas agresivas, agitación, autolesiones, aumento de conductas compulsivas, hipoactividad o un empeoramiento general en el funcionamiento cotidiano en distintos contextos. También aparecen con frecuencia trastornos el sueño e irritabilidad, pérdida del control de esfínteres o síntomas ligados a la pérdida de interés en temas determinados.

Trastorno bipolar: no existen cifras claras sobre la prevalencia de este trastorno en personas con autismo, aunque algunos trabajos informan de la presencia de episodios de manía entorno al 2% de personas con TEA. Hay que tener precaución en no confundir la necesidad de menos horas de sueño que tienen algunos niños con TEA o algunas conductas peligrosas debidas a la falta de comprensión que tienen estos (que determina la naturaleza de los síntomas) con la manía.

TDAH: Los niños con déficit de atención e hiperactividad tienen tres características principales: la desatención, la impulsividad y la hiperactividad. Aunque el DSM-IV-TR impide el diagnóstico simultáneo de ambos trastornos, muchos estudios han manifestados la existencia de síntomas de TDAH en personas con TEA. Se podría estimar que entre un 40 y 80% de personas con autismo cumplen los criterios para el diagnóstico de TDAH, y estos tienden a tener más probabilidades también de presentar además un segundo trastorno mental comórbido.

Algunos autores sugieren que los problemas de atención entre los dos trastornos son cualitativamente diferentes, ya que mientras que los niños autistas tienen dificultad para cambiar el foco atencional y la distrabilidad interna (sobrefocalización de la atención), los niños con TDAH tienen dificultades para establecer el foco atencional y la distrabilidad, debida a eventos externos.

E n cuanto a la evolución, en el caso de las personas con TEA la hiperactividad es más prominente en niños pequeños, pero disminuye con la edad, mientras que la desatención y distrabilidad permanecen en la edad adulta.

Trastornos de tics: los trastornos de los tics son más frecuentes en los TEA que en la población general (por ejemplo síndrome de Tourette). Es complicado en ocasiones diferenciar si determinados comportamientso motores de tipo repetitivo que manifiestan las personas con autismo deben ser considerados como manierismos motores o estereotipias, o si por el contrario se trata de tics motores.

Sin embargo, algunas características diferencian ambos tipos de conducta:

–          Los tics son movimientos rápidos, involuntarios y no rítmicos, mientras que las estereotipias tienden a ser rítmicas, con una mayor duración y bajo cierto control voluntario.

–          En el caso de los tics, el individuo se muestra molesto, lo que no ocurre en el caso de las estereotipias.

–          Los manierismos motores de las personas con TEA suelen implicar movimientos de las manos, dedos y de todo el cuerpo, mientras que los tics suelen implicar la cara, el cuello, los brazos y los hombros.

Trastornos del sueño: Estos trastornos se dan con frecuencia en el autismo, y se supone que es debido a consecuencia de la alteración neurobiológica existente en ellos. En la mayoría de casos la medicación no suele restaurar patrones normales de sueño, aunque, según información de los padres, reducía la severidad de los trastornos.

Epilepsia: Es mucho más frecuente en personas con TEA que en la población general, i similar a la población con discapacidad intelectual (DI). Es decir, que la presencia de discapacidad intelectual es un factor de riesgo de presentar epilepsia para las personas autistas y esta parece tener dos picos o momentos de inicio, uno es en la niñez, antes de los 5 años, y el otro en la adolescencia.

Peculiaridades sensoriales: La inmensa mayoría  de personas autistas tienen algún tipo de peculiaridad en la percepción sensorial a lo largo del ciclo vital. Estas peculiaridades incluyen tanto una hiperreactividad a estímulos (determinados sonidos o estímulos táctiles) como una hiperreactividad que se traduce, por ejemplo, en un umbral de dolor alterado.

La percepción de estímulos auditivos y táctiles parece estar más afectada que la de estímulos visuales y olfativos.

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El autismo

Cómo facilitar la convivencia con personas con TEA

  • En las distintas situaciones sociales necesitan con anticipación explicaciones concisas sobre los distintos pasos de la situación o actividad. Necesitan poder estructurar y predecir el ambiente y comportamiento de todo lo que les rodea.
  • Las personas con TEA perciben mejor la información visual, por lo que los sistemas de estructuración y los materiales de apoyo a la comunicación son más eficaces al basarse en el uso de colores, pictogramas, fotografías, etc.
  • El aprendizaje de las habilidades comunicativas y sociales ha de ser constante y en todos los entornos que le rodean. Se encuentra con muchas dificultades para construir el aprendizaje de forma autónoma, para adaptarse a situaciones por sí solos… así que el objetivo de facilitar la generalización en entornos naturales debe ser prioritario.
  • Las personas de su alrededor deben utilizar las adecuadas estrategias de comunicación para favorecer la expresión y comprensión de la persona con TEA: lenguaje claro, ausencia de dobles sentidos y metáforas, correcta articulación, acompañamiento de gestos o señalamientos, uso del sistema de comunicación más adecuado.
  • Es necesario mostrarse muy receptivo hacia cualquier indicio de comunicación  y si es necesario modelar u ofrecer pautas y apoyos necesarios para facilitar el que ésta sea lo más normalizada y eficaz posible.
  • Es esencial conocer qué es lo que le gusta a la persona con TEA para crear un vínculo de comunicación, favorecer el interés y reforzar las correctas interacciones comunicativas.
  • Se ha de mostrar una visión positiva, priorizando las aptitudes y capacidades y potenciándolas para compensar los puntos débiles.
  • La elaboración de fichas de registros así como la elaboración de contratos de contingencia, la utilización de sistemas de economías de fichas… pueden ser útiles en situaciones puntuales en las que es necesaria la enseñanza de alguna norma social de comportamiento o la sustitución de alguna conducta problemática por una habilidad social o comunicativa que cumpla la misma función, pero sin afectar al bienestar de la persona con TEA.
  • Las familias deben favorecer la participación de su hijo con TEA en la comunidad, ayudando así a la generalización de los aprendizajes y siguiendo los métodos de enseñanza y las normas aplicadas en los contextos educativo o laboral a los que acuda.
  • La adquisición de hábitos de higiene y alimentación requieren de la colaboración constante de la familia cuyo papel es imprescindible en el seguimiento.
Mustismo selectivo

El Mutismo selectivo

Durante el desarrollo infantil las dificultades más frecuentes y evidentes suelen ser las relacionadas con un retraso madurativo y del aprendizaje, sin embargo, en este caso, nos encontramos ante un trastorno que a menudo pasa desapercibido, o no se le concede la importancia que debería: el mutismo selectivo.

El mutismo selectivo se define como la dificultad que presentan algunos niños para comunicarse verbalmente en entornos y situaciones sociales poco familiares y/o con personas poco conocidas, es decir, se describe como un problema de inhibición del habla que suele aparecer antes de los 5 años de edad (etapa preescolar), el cual se caracteriza porque el sujeto, pese a tener la capacidad del habla conservada, éste inhibe selectivamente la respuesta verbal, delante de determinadas situaciones o personas. Se trata pues, de un problema emocional, de forma que el niño es capaz de hablar en unas situaciones pero deja de hablar en otras concretas, definidas y previsibles.

Según el DSM-IV el mutismo selectivo se puede diagnosticar como tal cuando:

  1. Hay una incapacidad para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se espera que hable, por ej. en la escuela) a pesar de hacerlo en otras situaciones o en situaciones generales ante personas ajenas al ámbito íntimo.
  2. La alteración interfiere el rendimiento escolar o laboral o la comunicación social.
  3. La duración de la alteración es de por lo menos 1 mes (no limitada al primer mes de escuela).
  4. La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del lenguaje hablado requerido en la situación social.
  5. E.       El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación (ej., tartamudeo) y no aparece exclusivamente en el trascurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Importantes signos de alarma:– El niño tiene en casa una conducta normal, pero no habla en presencia de personas desconocidas.

– La conducta mutista persiste más allá del mes y parece no mejorar

– El silencio es pertinaz

– Puede que el niño evite también emitir otros sonidos tales como carraspear, toser, estornudar o reírse (sonoramente).

– Si se le dirige la palabra, agacha la cabeza o se queda mirando fijamente.

– El niño se acomoda a su silencio, desarrolla su propio sistema de signos o utiliza a otras personas como “portavoces” para expresar aquello que quiere

– En el juego no emite ningún sonido tal como “Brrr…” o “¡Pum!”.

– Eventualmente pueden asociarse otros trastornos del lenguaje como tartamudez, retraso en el desarrollo del habla o pronunciación defectuosa.

– Pueden asociarse otros trastornos de conducta: temor a las relaciones sociales, tendencia a la depresión, cambios de humor, enuresis u onicofagia (hábito de comerse las uñas).

 

Existe una notable variedad de correlatos asociados al trastorno como son: timidez excesiva, aislamiento y retraimiento social, negativismo, tartamudeo, ansiedad (situaciones estresantes), enuresis y conducta oposicionista y manipuladora. También puede asociarse a trastornos de ansiedad (especialmente a fobia social), retraso mental, hospitalización o estrés psicosocial grave.

Es por ello que este trastorno puede resultar altamente incapacitante, tanto en el terreno educativo como en el social y siempre representa un problema a tratar.

La escuela suele ser el primer entorno social diferente al familiar al que se enfrentan los niños y, por ello, es el escenario en el que, en primer lugar, se hacen evidentes las dificultades de interacción y comunicación verbal y donde puede detectarse con mayor facilidad el mutismo.

Es importante tener en cuenta que el mutismo provoca un gran sufrimiento personal, al escolar, además de problemas de adaptación al entorno, lo que puede repercutir negativamente en su desarrollo afectivo-emocional, relacional y académico.

mutismo selectivo

Consejos: El mutismo selectivo no se debe a errores educativos, pero es posible que estos lo agraven. Los siguientes consejos pueden ayudar, junto con el tratamiento, a la mejora de este mutismo.

– No actúe como “portavoz” del niño

– Distribuir por igual los derechos y deberes de la familia; los mutistas han de contribuir en las obligaciones al igual que los demás.

– No disponga de ningún lugar especial para ellos, ni en la guardería, ni en la escuela. Han de tener las mismas obligaciones y derechos que los demás niños de clase.

– Prestar atención a las actividades en el tiempo libre adecuadas para su edad. Tales actividades le ayudarán a superar sus temores paso a paso.

– Celebrar el cumpleaños del niño y otras fiestas, incluso cuando él no quiera invitar a nadie.

– Si los propios padres se sienten inseguros deben ejercitar las relaciones sociales.

– Estimular la autonomía del niño para luchar contra su “conducta desvalida”; dejar de ayudarle a hacer cosas que él ya sabe hacer.

– Reforzar el papel del padre. Con frecuencia la madre quiere proteger el niño de todo. Esto aumenta los temores del niño y al mismo tiempo tiene el peligro de que el padre renuncie a jugar con él, lo cual, a su vez, reforzaría la relación simbiótica con la madre

El TDAH

Tratamiento en el TDAH

Cuando un niño sufre TDAH  lo más recomendado es un tratamiento pluridimensional, con un objetivo claro: favorecer la adaptación y desarrollo normal del niño, mejorando su capacidad de atención, incorporando estrategias cognitivas para facilitar el aprendizaje, minimizar el retraso en relación con sus compañeros y aumentar el control de la impulsividad.

Los tratamientos integrados parecen sumar sus resultados, consiguiendo una mejora global y estable en el tiempo.

El tratamiento es muy importante que se centre conjuntamente en el niño, en los padres y la en escuela.

1-      Tratamiento psicológico: Dirigido a padres, profesores y niños. Consiste en informar  tanto al padre como al escolar, sobre que es el TDAH, cuales son las estrategias que se utilizan para controlar la conducta,  las estrategias de comunicación para mejorar el comportamiento hacia el entorno y las estrategias para aumentar el autocontrol.

2-      Tratamiento farmacológico: El objetivo es reducir los síntomas básicos del trastorno. El medicamento más utilizado y eficaz  es el conocido metilfenidato (neuroestimulante). Los estudios corroboran su eficacia y seguridad. Suele ser un tratamiento de larga duración (años) que, en la mayoría de casos, si está bien pautado, facilita el correcto desarrollo intel·lectual y mejora la interacción social i familiar, además de facilitar la intervención de las terapias psicológicas y pedagógicas.  Existen otras ofertas farmacológicas, como la atomoxetina, un medicamento específico para en TDAH, no estimulante.

3-      Tratamiento psicopedagógico: El objetivo es mejorar las habilidades académicas del niño ,mientras estudia o hace sus deberes, mejorar su conducta y motivación ante la actividad académica, y mejorar su  actitud e auto-imagen como estudiante, mientras establece un buen hábito de estudio.

El TDAH

Escolares con TDAH

La mayoría de los padres y profesores los definen como ruidosos, traviesos, maleducados, inquietos y pesados, sin embargo, desconocen la verdadera causa de este comportamiento. El Trastorno por Deficiencia de Atención e Hiperactividad (TDAH), el más frecuente en los niños, es un trastorno del neurodesarrollo que deteriora la calidad de vida de los pequeños y su relación con el entorno.

Los niños con TDAH  les cuesta prestar atención, concentrarse o permanecer sentados. Por supuesto, todos los niños, particularmente los más pequeños, actúan en ocasiones de esta forma, especialmente cuando están nerviosos o excitados, pero los niños con TDAH muestran estos síntomas durante mayores periodos de tiempo y en distintas situaciones, interfiriendo en su vida familiar, escolar y social. Estos síntomas pueden manifestarse conjuntamente, o bien predominar solamente uno de ellos. El TDAH no siempre incluye la hiperactividad.

Se desconoce la causa específica de este trastorno pero se cree, que es el resultado de factores genéticos y del desarrollo que afectan a funciones bioquímicas y metabólicas. Los niños con TDAH (presente en el 5% de niños en edad escolar) sufren alteraciones en los niveles de algunos neurotransmisores del cerebro, es decir, las sustancias químicas que ayudan a transmitir mensajes entre las neuronas, como la dopamina.

Más concretamente, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), es un trastorno que se inicia en la infancia y los principales síntomas que se van desarrollando a lo largo de esta primera época son:

  • Dificultades para mantener la atención (incapacidad para resistirse a estímulos irrelevantes, lo cual dificulta la concentración  y  mantenimiento del trabajo constante, por un periodo de tiempo prolongado): el funcionamiento inadecuado de esta función se manifiesta  dando una respuesta inhibitoria inadecuada, es decir, con dificultados de autocontrol de impulsos i dificultades en la capacidad para demorar las recompensas. Además muestra una excesiva actividad en tareas irrelevantes o bien una pobre regulación ante la exigencia de una determinada situación, y  dificultades en la regulación de las emociones, motivación y atención. Esta variabilidad de respuesta hacia sus tareas (unas veces son muy autónomos y hacen su trabajo rápida y satisfactoriamente  y otras necesitan ayuda para concentrarse, ya que sus tareas las realizan erróneamente y de forma irregular) suele generar mucho desconcierto en los demás. Sin embargo eso no debe llevarnos a pensar que el niño “puede” pero “no quiere”
Mínimo de 6 o más de estos síntomas al menos 6 meses:

– Fallo para prestar atención

– Dificultad para sostener la atención en las actividades

– No escucha cuando se le habla directamente

– No sigue las instrucciones que se le dan

– Dificultades para seguir conversaciones

– Evita las conversaciones que requieren esfuerzo mental sostenido

– Pierde u olvida cosas necesarias para las actividades

– Se distrae fácilmente por estímulos externos

– Es olvidadizo en las actividades diarias.

  • hiperactividad o exceso de movimiento (alto nivel de actividad motora)
  • impulsividad o dificultades en el control de los impulsos (dificultad del autocontrol de sus emociones, pensamientos y conductas)
Persistencia por al menos 6 meses de 6 de los siguientes síntomas – 

Hiperactividad

  • es intranquilo
  • se levanta del asiento cuando debería permanecer sentado
  • va de un sitio para otro en situaciones en que debería estar quieto
  • tiene dificultades para jugar sosegadamente
  • actúa como si “estuviera movido por un motor”
  • habla excesivamente

Impulsividad

  • contesta las preguntas antes de serle formuladas
  • tiene dificultades para esperar su turno
  • interrumpe o molesta a los otros niños
  • Dificultades para ejecutar funciones, incluyendo la planificación y organización de tareas
  • Dificultades para reconocer y responder a las obligaciones sociales
  • Baja tolerancia a la frustración.

 Círculo vicioso

 

 

Las reeducaciones

Qué son las reeducaciones psicopedagógicas?

La reeducación psicopedagógica se centra en mejorar la relación que tiene el niño o adolescente con su proceso de aprendizaje, y la manera que tiene de adquirir este los conocimientos.

El hecho de esforzarse  y ver que no se consiguen los objetivos, suele generar a muchos niños, con un alto nivel de dificultad de frustración, fatiga, ansiedad y baja autoestima, hasta el punto de dejar de esforzarse y decidir abandonar los estudios. Es por este motivo que se les ha de motivar a continuar esforzándose, con la ayuda de los padres,  psicólogos, escuela y otros especialistas.

El psicólogo o psicopedagogo, considera que el trabajo no solo debe centrarse en las dificultades académicas, sino también, en los aspectos internos (inseguridades, autoestima, frustración, motivación…) que pueda manifestar el niño o adolescente ante las competencias académicas. Englobando, de esta forma, a toda la persona en sí.

Es importante remarcar la diferencia entre una reeducación y una clase de refuerzo, ya que, aunque ambas comparten un mismo objetivo, mejorar el rendimiento escolar, el niño realizará clases de refuerzo en el caso de que necesite trabajar alguna asignatura en concreto, pero, las reeducaciones, pretenden además,  que el niño adquiera la autonomía necesaria para poder funcionar sin dificultades en el ámbito escolar. Por consiguiente, el trabajo se hace en toda su globalidad (atención, inquietud motora, concentración, organización y planificación, motivación, aptitud y memoria)

Así pues, las reeducaciones van dirigidas a todos aquellos niños o adolescentes con dificultades escolares, trastornos del aprendizaje o problemas de atención e hiperactividad.

Una buena reeducación psicopedagógica debe incluir acciones encaminadas a:

  1.  Mejorar el rendimiento académico de las diferentes áreas a través de técnicas de estudio (lectura, subratllado, resumen, esquema y estudio) y enseñar estrategias para la preparación y elaboración de exámenes.
  2. Fomentar la organización y planificación, para obtener conductas adecuadas de aprendizaje (agenda, horarios de estudio, carpetas…)
  3. Trabajar la autoestima y motivación ante  las tareas escolares, recalcando aquellas habilidades positivas del escolar y aumentando la motivación de logro.
  4. Enseñar y reforzar conductas apropiadas y facilitadoras de un buen estudio (estar bien sentado, comenzar y finalizar las tareas, seguir las instrucciones indicadas, aplicación de autoinstrucciones…)
  1. Enseñar técnicas de autocontrol y y reducción de impulsividad (disminuir comentarios fuera de lugar, reflexionar las respuestas antes de contestar…)
  2. Enseñar técnicas de relajación para reducir la ansiedad o inquietud motora
  3. Mantener actuaciones de coordinación con el especialista que trate al niño y con la escuela ,para establecer objetivos comunes y ofrecer al docente estrategias para el manejo del escolar.
  4. Intervenir con los padres para enseñarles cómo poner en práctica todas aquellas tácticas llevadas a cabo con el niño, y así mantener de forma continua las tareas de gestión y organización del estudio en el hogar.

Las reeducaciones no tienen una duración determinada, ya que esta varía según las características personales de cada uno. No obstante, se recomienda un par de años de tratamiento como mínimo, siempre valorando el periodo de adaptación que el niño o adolescente necesite,  para llegar a funcionar de forma autónoma. Cabe destacar que para poder facilitar un mejor aprendizaje, y de forma más rápida, se recomienda llevar a cabo las reeducaciones, una o dos veces por semana.

Por último es importante tener en cuenta que la intervención ha de ser multidisciplinar, es decir, es primordial establecer una coordinación entre la familia, escuela y profesionales externos. Es necesario que todos los agentes involucrados se dirijan hacia la misma dirección, para poder potenciar así su eficacia.

 

El autismo

El Autismo (TEA)

«Aunque sabemos mucho más del autismo ahora que hace cincuenta años, su naturaleza, origen e incluso la definición de la condición siguen siendo debatidas y permanecen muy desconocidas». «La ampliación de los criterios diagnósticos ha llevado inevitablemente a un incremento dramático en el número de casos identificados. El autismo ha dejado de ser considerado como una enfermedad rara                                                                                              

Uta Frith.Autism: Mind and brain (Oxford, 2003)

El autismo se encuentra entre los trastornos de la niñez más sistemáticamente estudiados.  Una de las razones para ello es sin lugar a dudas su gravedad y lo poco usual de los comportamientos que se exhiben.

Leo Kanner describió lo que llamó autismo (absorción en sí mismo o actividad mental subjetiva)  en donde la alteración fundamental era la incapacidad de relacionarse con personas y situaciones desde el principio de la vida. Este trastorno fue reconocido como tal en 1980 en el DSM-III, dentro de la categoría general de los trastornos generalizados del desarrollo. Los criterios para su diagnóstico exigían la existencia de problemas graves en la interacción social, en la comunicación y en las reacciones ante el entorno.

En la actualidad, estudios han demostrado que los varones muestran de forma bastante más consistente mayores índices de autismo que las niñas, con una proporción de tres a cinco niños por cada niña y que su aparición es previa a los 3 años. Hay que destacar que en las niñas está más relacionado con un CI bajo y con un curso del trastorno menos favorable.

Además, es importante tener en cuenta, que los estudios de los últimos años revelan cada vez más que el autismo se debe a un trastorno congénito de la función cerebral y que su causa es fundamentalmente genética.


Alteraciones que sufre un niño autista:

  • Alteración cualitativa en la Interacción social :Con respecto al funcionamiento psicológico y del comportamiento, la alteración en la interacción social es uno de los criterios para su diagnóstico, ya que esta, está por debajo de lo que se espera con respecto a un desarrollo normal, durante toda la vida adulta. Los problemas de interacción social empiezan en la infancia mostrándose en su déficit en la comunicación no verbal (contacto ocular , gestos, expresión facial), en su incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros,  en la ausencia de tendencia espontánea para relacionarse, y en su tono corporal bajo y distraído. Tales comportamientos pueden interferir con el establecimiento de vínculos sociales normales. De hecho, el apego temprano hacia los padres puede estar alterado, mostrando conductas de apego menos seguro y expresándolo de forma poco normal. Al llegar a la edad escolar pueden disminuir las alteraciones sociales más agresivas, pero, sin embargo, siguen siendo evidentes la frialdad y el desinterés por las personas. También destacar dentro de esta alteración, la preocupación que tiene el niño autista por preservar la invariabilidad del medio. Estos niños muestran con frecuencia, una hipersensibilidad al cambio, respondiendo a estos con fuertes berrinches, incluso autolesionándose y oponiéndose a éste. Además,  en ocasiones, los niños autistas desarrollan ciertas preocupaciones ritualistas, tales como insistir en comer siempre un determinado alimento, utilizar el mismo recipiente para beber, llevar siempre los mismos zapatos, memorizar calendarios e incluso normas, etc.
  • Alteración en la Comunicación: la comunicación “intencional”, activa y espontánea que suele desarrollar el niño normal desde los 8-9 meses se ve muy perturbada o limitada en los niños autistas. La falta de sonrisa social, mirada a las personas, gestos y vocalizaciones comunicativas son varias de las características más evidentes de su conducta, las cuales son más patentes a partir del año y medio o dos años de edad, en la que los niños normales hacen progresos muy rápidos en la adquisición del leguaje y las conductas simbólicas. Los niños autistas que llegan a hablar lo hacen de forma característica, con unos patrones lingüísticos cualitativamente diferentes.se estima que entre un 28 y 61%, no adquiere el lenguaje expresivo nunca.
  • Alteraciones motoras: Otra característica de los niños autistas, incluida en los criterios diagnósticos, hace referencia a los restrictivos patrones de conductas repetitivos y estereotipados. La conducta estereotipada, también denominada conducta autoestimuladora, ha sido descrita como un comportamiento repetitivo, persistente y reiterado, sin otra función aparentemente que proveer al niños de retroalimentación sensorial o cinestésica. Estas conductas pueden incluir movimientos de balanceo rítmico del cuerpo, saltos, carreras cortas, giros de cabeza, aleteos de brazos o manos, o posturas extravagantes. También se observan estereotipias motoras con materiales, como observar insistentemente un objeto giratorio, dar vueltas a una cerda, etc. En general,  la mayoría de estos libros emplean la mayor parte e su tiempo en estos comportamientos. Las conductas autolesivas suponen no sólo otra característica más de las alteraciones motoras que se observan en los estos niños, sino que es la alteración más dramática pueden presentar. Los ejemplos más conocidos de conductas autolesivas son golpearse en la cabeza, codos o piernas, morderse las manos, arrancarse el pelo, arañarse la cara y autoabofetearse. Además del daño directo, este tipo de conducta tiene otros perjuicios indirectos, ya que si la conducta es demasiado intensa, será necesario constreñirles físicamente para prevenirla.
  • Alteraciones cognitivas: dentro de las estas alteraciones hemos de hablar de la capacidad intelectual de los autistas y de su atención y sensopercepción.

Por lo que respeta a la capacidad intelectual los estudios indican que aproximadamente un 60% de los niños autistas presenta un CI por debajo de 50 y que obtienen mejores resultados en los tests que miden habilidades manipulativas o visoespaciales y memoria automática.

Una característica de estos niños es lo que se ha llamado “habilidades especiales”, es decir, la mayoría de autistas tienes capacidades intelectuales extraordinarias en actividades específicas, como puede ser la memorización de listas, guías telefónicas, callejeros, etc.

Otra alteración cognitivo observada en los autistas es el déficit conocido con el término “ceguera mental” ,es decir,  incapacidad para atribuir estados mentales en los demás (déficit en la construcción de una teoría de la mente). El nivel cognitivo y de lenguaje se relaciona con el nivel general de desarrollo, y sirven para valorar la gravedad y el pronóstico.

Por lo que respeta a la sensopercepción se observa una respuesta anormal ante la estimulación sensorial. Un niño autista puede no responder a un ruido intenso y responder melodramáticamente al oír el ruido que se produce al pasar la hoja de una revista. De la misma forma, puede no ver un objeto claramente visible y advertir un caramelo que se encuentra a más distancia, o un hilo tirado en el suelo. Esta anormalidad parece ser más una consecuencia de los procesos atencionales que de los perceptivos.

Diversos estudios han demostrado que los niños autistas responden sólo aun componente de la información sensorial disponible, lo que llaman “hipersensibilidad estimular”

¿Existe Tratamiento?

Escolar Familiar
farmacológico Psicológico

Se han probado varios tratamientos para el autismo, algunos han tenido mayor éxito que otros. De los tratamientos con mejores resultados se encuentra el de Modificación de Conducta, es el más aceptado porque tiene la capacidad de mantener bajo control instruccional al niño y lograr centrar su atención. Sin embargo, es importante mencionar que está comprobado que el mejor avance se logra con una mezcla o variedad de tratamientos, algunos de ellos encaminados al desarrollo de áreas específicas (por ejemplo, el habla).

A continuación se enlistan los más conocidos, aclarando que no se recomienda alguno de ellos en particular.   Serán los padres quienes evalúen las posibles ventajas o desventajas que tenga cada uno de ellos, según sea el caso, documentándose e investigando en diferentes medios el más adecuado a la problemática de su hijo.

  • Terapia Conductual:   También conocida comométodoLovaas (por Ivar Lovaas, uno de los principales precursores de la actualidad), Las intervenciones conductuales se basan en los supuestos teóricos de que los principios del aprendizaje son universales y se aplican por igual a todas las personas, hayan sido clasificadas con autismo o no. Los analistas de la conducta consideran el autismo como un síndrome compuesto por carencias y excesos de ciertas conductas que tienen una base neurológica, pero que esas conductas son susceptibles de cambios como consecuencia de interacciones en el entorno, programadas cuidadosamente. El tratamiento para las personas con autismo, por tanto, consiste en aplicar procedimientos donde el objetivo es fomentar conductas deseables (hábitos de conductas sociables, de autocuidado y de comunicación) y reducir las conductas no deseables (conductas autolesivas, agresivas, autoestimuladoras y estereotipadas).
  • TEACCH:   Está basado en la comunicación visual por medio de imágenes y símbolos que representan conceptos o palabras y ha sido utilizado principalmente por el sistema escolar para educación especial de varios estados de la unión americana (entre ellos Texas y Missouri) .   Es una excelente opción para trabajar en los niños una vez que están bajo control instruccional y fijan su atención.
  • PECS (Picture Exchange Comunication System):   Es un método de comunicación visual y de lecto-escritura que ha sido aplicado con bastante éxito en algunos estados de la unión americana (Missouri destaca en este método).
  • Químico y/o Fármaco:   Es el tratamiento por medicamentos. No existe un tratamiento médico para las manifestaciones nucleares del autismo, aunque algunas medicaciones tratan los síntomas y las enfermedades que suelen asociarse a  los niños con TEA, como la epilepsia, los trastornos de conducta o las alteraciones del sueño.  En todos los casos, los padres nunca deben recetar a los niños. Siempre hay que consultar con un neurólogo/ pediatra y discutir con él las posibilidades.
Trastornos de la personalidad

Personalidad y trastornos de la personalidad en la infancia y adolescencia

El diagnóstico de Trastorno de personalidad en población infanto-juvenil  constituye un área de controversia. Esto se debe a las dificultades que presenta el diagnóstico en una época de la vida caracterizada por una gran inestabilidad y constantes cambios. Los adolescentes experimentan todas las situaciones de la vida muy intensa, inestable y rápidamente, a la vez que intentan construir y afirmar su propia identidad.

Entonces… ¿cuándo podemos hablar de Trastornos de Personalidad antes de los 18 años?

Las categorías de los trastornos de personalidad pueden ser aplicadas a niños o adolescentes en aquellos casos relativamente inusuales en los cuales los rasgos desadaptativos de la personalidad  de un individuo son dominantes, persistentes, y parecen no  limitarse a cierto estadio del desarrollo o a un episodio de algún trastorno del eje I. Se debería reconocer que los rasgos de un Trastorno de Personalidad que aparecen en la niñez, en la mayoría de los casos, no continúan igual en la edad adulta. Para diagnosticar un Trastorno de Personalidad en un individuo menor de 18 años, las características deben haber estado presentes por al menos 1 año. La única excepción a esto es el Trastorno Antisocial de la Personalidad, el cual no puede ser diagnosticado en individuos menores de 18 años (APA, 2000).

En esta línea, existirían dos modos de pensar los trastornos de personalidad en la niñez y la adolescencia. Una de ellas sería pensarlo como una versión precoz de un trastorno de la edad adulta y otra forma sería verlo como un indicador precoz de un aumento del riesgo de padecer  dicho trastorno.

una vez aclarado esto me gustaría poder introducir el concepto de personalidad y sus trastornos asociados.

Podemos definir personalidad como el conjunto de características o rasgos que mejor describen o identifican el modo de ser y comportarse de un individuo.  Con este conjunto de rasgos podremos predecir el funcionamiento de la persona en otros contextos, actividades o situaciones diferentes.

Desde hace años se han ido estudiando los diferentes trastornos de personalidad  y como o porque se caracterizan así. Dos aspectos destacables han permitido diferenciar todo trastorno de la personalidad de una personalidad “normal”: su negatividad hacia todo valor y normas culturales y su poca utilidad desde el punto de vista evolutivo.

Características de los trastornos de personalidad (TP):

–  Aparición temprana en la vida del individuo y abarca la mayor parte del ciclo vital del individuo

–  Estabilidad : la estabilidad da lugar a rigidez y inflexibilidad en las diferentes situaciones (repertorio de comportamiento limitado, reiterativo e    inflexible en diferentes situaciones y contextos).

–  Resistencia al cambio: hacen al individuo frágil y vulnerable ante situaciones nuevas que requieren cambios.

–  Capacidad de aprender nuevos patrones de comportamiento gravemente limitada.

–   Egosintónicos: el malestar es más bien una consecuencia de la no aceptación por parte de los demás del modo de ser del individuo, que una   característica intrínseca del trastorno.

–  No suele haber conciencia de enfermedad.

–  Grupo de trastornos primarios: no deben diagnosticarse cuando sean secundarios a, o consecuencia de, otra patología, ya sea ésta un trastorno mental del Eje I, un trastorno por adicción a sustancias o por una enfermedad médica.

Los trastornos de la personalidad se incluyen en el Eje II, junto con el Retraso Mental, del DSM-IV-TR. No están muy claras las razones por las que este grupo de trastornos se clasifican en un eje aparte del resto de trastornos mentales (Eje I), aunque si se habla del deseo de acentuar y diferenciar la invariabilidad y/o estabilidad a lo largo de la vida de los TP.

El DSM-IV-TR contiene 10 TP, además de una categoría residual (No Especificado) para incluir aquellos casos que aunque no cumplen los criterios de forma completa para el diagnóstico de un TP específico, presentan características clínicas de alteración de la personalidad importantes. Dentro de esta última categoría también encontramos dos posibles trastornos: depresivo y pasivo-agresivo o negativista.

 

 

Los 10 trastornos principales aparecen agrupados en tres conjuntos en el DSM-IV-TR:

GRUPOS TRASTORNOS CARACTERÍSTICAS COMORBILIDAD
 EXTRAÑOS O EXTRAVAGANTES(claster A) – Paranoide– Esquizoide– Esquizotípico(de mayor a menor grado denominado el espectro de la esquizofrenia) . conducta extraña o extravagante-introversión alta- baja sociabilidad (déficits sociales y relacionales)- alto psicoticismo- apenas modificaciones a lo largo de la vida – Esquizofrenia- El 44.1% de personas tiene como mínima un trastorno mental del Eje I.
DRAMÁTICOS, INMADUROS, EMOTIVOS, INESTABLES(claster B) – Histriónicos– Narcicísta– Antisocial– Límite (fronterizo) -inestabilidad emocional extrema- dificultades para controlar los impulsos- dramatismo, emotividad y inmadurez- extroversión alta- conductas disruptivas o descontroladas- deterioro relacional

– psicoticismo en antisocial

– agudizan en juventud y vejez pero declinan en edad madura

– Abuso de alcohol u otras sustancias- 74% de personas tienen como mínimo un trastorno mental del  Eje I
 TEMEROSOS, ANSIOSOS(claster C) Evitativo– Dependiente– Obsesivo-compulsivo – Ansiedad y temor exagerados- introversión (muy alta)- dependencia- alta sensibilidad al castigo- alto neuroticismo- agudizan en juventud y vejez y declinan en edad adulta. – Trastornos de ansiedad.- El 63.4% de personas  tiene como mínimo un trastorno mental del Eje I

Los trastornos de personalidad más frecuentes en adolescentes y jóvenes son los del cluster B, cuyos rasgos patognomónicos distintivos son la labilidad emocional, cognitiva y conductual, junto con la impulsividad. Rasgos que suelen observarse(de un modo más atenuado) en cualquier adolescente. Estas características comunes a ambas poblaciones (adolescentes y pacientes que padecen trastornos de personalidad del cluster B) tornan complejo el diagnóstico y la consecuente intervención precoz. Si entendemos a la adolescencia como “personalidad en construcción”, observamos la tensión que existe entre lo que son rasgos y perfiles de personalidad en un adolescente versus lo que sería el inicio de un trastorno de personalidad.